Casa Villagrán
1935
colonia Juárez
José Villagrán
El número 7 de la calle Dublín, terminado hacia 1935, permanece como un ejemplo de las muchas casas modernas que ya no existen. Hace un par de años pensaba mucho en un recorrido imaginario por el Paseo de la Reforma y sus colonias adyacentes hacia finales de la década de 1930, un paseo que iniciaría desde las rejas de Chapultepec con dirección al centro.
En un primer tramo, uno se toparía con 4 viviendas peculiares: en Lieja, justo enfrente de la Secretaría de Salud, la casa de la familia Pani, donde vivían Mario Pani y su familia, y en donde hoy se levanta parte del gigantesco complejo de BBVA. Siguiendo por la avenida, a la izquierda en Río Elba, habría una serie de 4 edificios que Luis Barragán construyó como especulador. El más cercano a Reforma –el número 56– fungió como su primer departamento en la ciudad: hoy es un estacionamiento de Torre Reforma. Continuando a la derecha, en la calle de Dublín, podría verse la casa de fachada de azul plomo de José Villagrán, a quien muchos consideran figura central de la modernidad arquitectónica en México. En Manchester 8, la calle contigua, el único edificio de departamentos que Juan O’Gorman construyó: una edificación de 4 plantas para la editora estadounidense Frances Toor,pintado en rojo quemado y con un gran rótulo que decía “Frances Toor Studios” en una de sus fachadas. Éste último hoy también ha sido demolido y del terreno se espera que emerja una torre, diseñada primero por un arquitecto mexicano y luego por Foster and Partners, ahogando a las casas aledañas en todos los sentidos, incluyendo la de Villagrán.
Con su número 7 en la puerta, la casa de Villagrán resiste. Nadie sabe cuánto más.
En un primer tramo, uno se toparía con 4 viviendas peculiares: en Lieja, justo enfrente de la Secretaría de Salud, la casa de la familia Pani, donde vivían Mario Pani y su familia, y en donde hoy se levanta parte del gigantesco complejo de BBVA. Siguiendo por la avenida, a la izquierda en Río Elba, habría una serie de 4 edificios que Luis Barragán construyó como especulador. El más cercano a Reforma –el número 56– fungió como su primer departamento en la ciudad: hoy es un estacionamiento de Torre Reforma. Continuando a la derecha, en la calle de Dublín, podría verse la casa de fachada de azul plomo de José Villagrán, a quien muchos consideran figura central de la modernidad arquitectónica en México. En Manchester 8, la calle contigua, el único edificio de departamentos que Juan O’Gorman construyó: una edificación de 4 plantas para la editora estadounidense Frances Toor,pintado en rojo quemado y con un gran rótulo que decía “Frances Toor Studios” en una de sus fachadas. Éste último hoy también ha sido demolido y del terreno se espera que emerja una torre, diseñada primero por un arquitecto mexicano y luego por Foster and Partners, ahogando a las casas aledañas en todos los sentidos, incluyendo la de Villagrán.
Con su número 7 en la puerta, la casa de Villagrán resiste. Nadie sabe cuánto más.
Number 7 on Dublín Street, completed around 1935, remains as an example of the many modern houses that no longer exist. A couple of years ago, I was obsessed with an imaginary tour around the end of the 1930s of Paseo de la Reforma and its adjacent neighborhoods, a walk that would start at the gates of Bosque de Chapultepec and bound for downtown.
In the first part, one would find 4 peculiar houses: on Lieja, right in front of the offices of the Ministry of Health, the house of the Panis, where Mario Pani and his family used to live and where part of the gigantic complex of BBVA stands today. Continuing along the avenue, turning left on Río Elba, there would be a series of 4 buildings built by Luis Barragán as a speculator. The closest to Reforma – number 56 – served as his first apartment in the city and yet today, it is gone and in its place there is a parking lot of Torre Reforma. Moving on to the right, on Dublín, you would see the house with the lead blue facade that belonged to José Villagrán, considered by many as the central figure of architectural modernity in Mexico but also mostly forgotten in popular culture. On the adjoining street, in Manchester 8, you would have found the only apartment block built by Juan O’Gorman: a four-story construction for the editor of the magazine Mexican Folkways, Frances Toor, painted in vermillion red, with a large hand-lettered sign that said “Frances Toor Studios” on its façade to Reforma. The latter has also been demolished and a tower, which was originally designed by a Mexican architect then replaced by a design by Foster and Partners, is expected to rise up from that same site, drowning the neighboring houses in every sense, including Villagrán’s.
With its number 7 on the door, Villagrán’s house is still standing, but no one knows for how long.
In the first part, one would find 4 peculiar houses: on Lieja, right in front of the offices of the Ministry of Health, the house of the Panis, where Mario Pani and his family used to live and where part of the gigantic complex of BBVA stands today. Continuing along the avenue, turning left on Río Elba, there would be a series of 4 buildings built by Luis Barragán as a speculator. The closest to Reforma – number 56 – served as his first apartment in the city and yet today, it is gone and in its place there is a parking lot of Torre Reforma. Moving on to the right, on Dublín, you would see the house with the lead blue facade that belonged to José Villagrán, considered by many as the central figure of architectural modernity in Mexico but also mostly forgotten in popular culture. On the adjoining street, in Manchester 8, you would have found the only apartment block built by Juan O’Gorman: a four-story construction for the editor of the magazine Mexican Folkways, Frances Toor, painted in vermillion red, with a large hand-lettered sign that said “Frances Toor Studios” on its façade to Reforma. The latter has also been demolished and a tower, which was originally designed by a Mexican architect then replaced by a design by Foster and Partners, is expected to rise up from that same site, drowning the neighboring houses in every sense, including Villagrán’s.
With its number 7 on the door, Villagrán’s house is still standing, but no one knows for how long.